Virus del papiloma humano

El virus del papiloma humano (VPH) es un virus ADN del que se han caracterizado mas de 130 subtipos distintos. Es un virus capaz de infectar epitelios escamosos (piel y mucosas) ocasionando la aparición de verrugas vulgares en distintas partes del cuerpo, tumores benignos intraepiteliales, papilomas o condilomas ano-genitales, oro-faríngeos y laríngeos.

La infección genital por VPH es la enfermedad de transmisión sexual (ETS) más frecuente en el ser humano. En la mayor parte de los casos la persona infectada por dicho virus no manifiesta ninguna lesión en la piel (90%). Dado que hay tantos portadores asintomáticos del virus, la propagación es mayor y dificulta las medidas de prevención de su transmisión.

La infección persistente por algún subtipo de este virus (sobre todo VPH 16 y VPH 18) es un factor importante para la aparición de cáncer de cuello de útero u otros tumores ano-genitales.

La prevalencia de infección por VPH cutáneo es elevadísima. Su presencia es ubicua y se estima que un porcentaje superior al 80% de la población esta infectado o ha estado infectado en algún momento de su vida. El porcentaje es mayor en la edad infantil y disminuye con el tiempo. Cerca del 10% de los adultos sufre de verrugas cutáneas recurrentes.

En el caso de la infección genital, se estima que más del 50% de las mujeres sexualmente activas han estado infectadas por algunos de los más de 40 subtipos de VPH que infectan el tracto genital. Los índices más altos de infección se dan en mujeres de menos de 25 años (hasta el 42%).

No existen tantos estudios realizados en varones, pero se estima que entre el 16 y el 32% de los varones en edad universitaria podría estar infectado por este virus.

Transmisión del VPH

La transmisión de este virus se produce casi siempre por contacto directo con personas infectadas por el virus, o de forma indirecta a través de superficies u objetos contaminados (si bien esta forma es mucho menos frecuente). En cuanto a la infección genital, se considera la vía sexual el mecanismo casi exclusivo de transmisión.

La infección se inicia tras las penetración del virus hasta las capas más profundas de la epidermis. Para ello, debe haber diminutas soluciones de continuidad en la piel, favorecidas por el roce o la maceración.

El periodo de incubación (desde que se produce la infección hasta que aparecen las lesiones) de esta infección es muy variable y oscila entre pocas semanas y hasta 2 años.

Cuando el virus infecta las células de la epidermis, las induce a proliferar de forma excesiva, formándose así la verruga.

Tratamiento del VPH

El objetivo del tratamiento es eliminar la lesión producida por el VPH, pero no existe ninguna terapia capaz de erradicar la infección por este virus. No obstante, en la mayoría de casos, los niveles de VPH tienden a disminuir hasta niveles indetectables en 12-24 meses, perdiendo su capacidad infectiva y dejan de producirse nuevas lesiones o desaparecen las existentes.

Las distintas opciones terapéuticas de que disponemos son tratamientos tópicos (citotóxicos o inmunomoduladores), crioterapia y la técnicas quirúrgicas.

Dentro de los productos tópicos contamos con distintos ácidos (salicílico, oxálico, láctico, nítrico), imiquimod, podofilotoxina y extracto de hojas de té verde.

La crioterapia consiste en aplicar nitrógeno líquido en la verruga para producir su congelación y posterior necrosis

Por último las técnicas quirúrgicas incluyen el tratamiento mediante electrocoagulación y cirugía convencional en casos muy concretos.

Prevención del VPH

Aunque sea una obviedad, la principal medida de prevención para evitar la transmisión del VPH es evitar el contacto con una persona infectada por dicho virus. Para conseguir esto, deberíamos construirnos una burbuja de cristal e ir por la vida sin tocar a nadie, dada la alta prevalencia de este virus. Bromas aparte, algo de razón hay en esta situación que acabo de caricaturizar.

En cuanto a las verrugas vulgares cutáneas, debemos evitar manipular directamente las propias o de personas cercanas, ante el riesgo de contagio del virus. La manipulación frecuente de las mismas puede hacer que se diseminen a distancia por contacto y que empeoren las existentes por irritación.

La medida principal para prevenir el contagio del VPH en zona genital es la selección de parejas sexuales y el uso consistente de preservativo en cualquier relación sexual. Muchos estudios relacionan una mayor probabilidad de contraer el VPH con el número de parejas sexuales que tiene una persona. El preservativo no confiere una protección completa, como sí hace con otras enfermedades de transmisión sexual (VIH, gonorrea, hepatitis,…), ya que la infección por VPH es una infección de campo y afecta también a zonas de la región genital que no son cubiertas por el preservativo. Algunos estudios sí observan menor incidencia de infección por VPH en cuello del útero, vagina y vulva en mujeres que siempre usan preservativos en sus relaciones sexuales.

En el año 2006 se aprobó el uso de la primera vacuna frente la infección de varios subtipos del VPH (Gardasil). Esta vacuna ha mostrado eficacia en la profilaxis de la infección por los subtipos 6, 11(los más frecuentes en la infección genital), 16 y 18 (los más peligrosos por su capacidad de inducir una transformación maligna). Actualmente hay en el mercado otra vacuna que protege también contra los subtipos 16 y 18 y contra algunos subtipos de alto riesgo mucho menos frecuentes (Cervarix).

La vacuna carece de eficacia para prevenir la transformación maligna en caso de que exista infección previa por el VPH.

La recomendación es que sea administrada en mujeres antes de comenzar sus relaciones sexuales. Hoy en día, está incluida en el calendario de vacunación y se administra a mujeres entre los 12 y 14 años.

Preguntas frecuentes en consulta

Ya hemos dicho que las verrugas se contagian fundamentalmente por contacto directo y que la posibilidad de contagio a través de materiales es real pero no es el principal mecanismo. Tanto las verrugas vulgares (manos, plantas de pies, cara,…) como las genitales se transmiten por esta vía. Mucha gente es portadora del virus y no presenta verrugas así que no es preciso entrar en contacto directo con una verruga para que se produzca el contagio.

Es un virus que está presente en piel y mucosas y no está en la sangre. No se transmite vía sanguínea. El hecho de que la verruga sangre no va a propiciar que se extienda. Sí es cierto que zonas de herida son más fácilmente colonizables por el virus, así que pueden aparecer más verrugas en zona de sangrado.

Las verrugas son en realidad las células de la capa más superficial de la piel (epidermis) que han sido inducidas a proliferar más rápidamente y de una forma un tanto descontrolada, pero no profundizan más allá de esta capa y no «echan raíces». Depende de la zona donde esté la verruga, esta puede ser más gruesa porque la epidermis en esa zona es más gruesa (el ejemplo más claro de esto es la planta del pie, por eso son tan difíciles de erradicar de esta zona). Por otro lado, el término de «verruga madre» o «verruga hembra», a la que hay que eliminar para que desaparezca el resto, carece de ningún fundamento.

En realidad, ambos términos son lo mismo. Papiloma hace referencia al aspecto papilomatoso (con crestas, tipo coliflor) de la mayoría de las verrugas. Curiosamente, el término papiloma esta muy ligado a las verrugas plantares, siendo este el único sitio en el que la verruga no tiene este aspecto papilomatoso ya que el grosor de la capa córnea y el propio peso del cuerpo le impiden crecer hacia afuera.

No existen los trucos mágicos en medicina. Todos hemos oído historias de algún curandero que cura las verrugas o trucos como contar patatas y esconderlas u otros mil remedios que se os ocurran. No hace falta decir que carecen de toda lógica. Ya hemos comentado que las verrugas terminan por desaparecer espontáneamente con el paso del tiempo por el control sobre el virus del propio sistema inmune. Igualmente, el sistema inmune está muy ligado al estado emocional y todos conocemos el efecto real del efecto placebo (demostrado científicamente). Es decir, si juntamos el paso del tiempo con la casualidad y la imaginación humana, tenemos todos los remedios imaginables como curación de las verrugas.

Si la pregunta la hace una mujer, la respuesta es, depende de donde este la afectación. Si solo hay verrugas en piel de zona genital (condilomas) pero no hay afectación vaginal ni del cuello del útero, no es necesario. En caso de que haya afectación de la mucosa genital, entonces sí debería analizar el subtipo de VPH por si se trata de uno de los de alto riesgo. Si la pregunta la hace un hombre, la respuesta es no, salvo que tenga afectación de mucosa ano-rectal y sea un paciente inmunodeprimido (VIH, quimioterapia,…).

Si la pregunta la hace un hombre, la respuesta es que debe ir al médico sólo si tiene verrugas visibles. Si la pregunta la hace una mujer, la respuesta varía mucho en función de la edad de la paciente. Según las últimas indicaciones de la Sociedad Española de Ginecología, las mujeres menores de 26 no deberían hacer nada y seguir con sus revisiones periódicas como tengan establecido (se presupone que un porcentaje elevado de ellas está infectada por el VPH de bajo riesgo y se controla y desaparece solo). De todas formas, estas indicaciones están en constante modificación y mi recomendación particular en la consulta suele ser que se haga su revisión rutinaria según le corresponda y si hace tiempo que no acude al ginecólogo, que pida cita para una revisión, sin urgencia.

Mi respuesta siempre suele ser la misma. Si se trata de una pareja estable y cerrada, debería evitarse el contacto directo con verrugas si existen en algún momento, pero cuando estas desaparecen, no haría falta ningún método de barrera ya que, como hemos comentado, el virus está por la zona genital y no solo en la zona que cubre el preservativo.

Ninguno. Este virus no afecta a la sangre ni atraviesa la placenta ni produce efectos sobre el futuro bebé. Deberían tratarse las verrugas víricas si existen en el canal del parto para evitar contagio durante el mismo al pasar por dicho canal.

La respuesta es no, cómo ya hemos comentado a lo largo del artículo. El sistema inmune termina controlando el virus hasta que lo elimina o evita su replicación. El problema es que no existe una prueba o una analítica sanguínea que nos determinen cuando ha ocurrido este control. Suele adoptarse por consenso un periodo de 8-12 meses sin lesiones para poder presuponer que el sistema inmune ha controlado la infección, aunque esto no siempre se cumple. La recomendación habitual suele ser la de usar preservativo siempre, cuando no haya una pareja estable.

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